“Dino entregó su vida a mi mamá. El deterioro del perro fue muy notable desde el mismo día que a ella le pasó esto”, compartió Maria Paula, la hija de Miriam.

En el Hospital Universitario Nacional de Bogotá, Colombia, un acontecimiento conmovedor dejó atónitos a médicos y familiares por igual. Miriam Bedoya, una valiente mujer de 68 años, experimentó una sorprendente mejoría en su salud después de recibir la visita de su leal compañero, Dino, un perro mestizo de 12 años que lamentablemente falleció pocos días después.

La historia, reportada por El Tiempo, narra cómo los familiares de Miriam hicieron hasta lo imposible para organizar la visita de Dino al hospital, conscientes del vínculo especial que compartían. Los médicos, ante decisiones complejas, presentaron dos alternativas a considerar: trasladar a Miriam a un “centro de crónicos” en estado vegetativo o permitir un “techo terapéutico”, es decir, dejar que su vida siguiera su curso de manera natural. Sin embargo, la familia rechazó ambas opciones y abogó por una tercera vía: posibilitar la visita de su leal amigo.

Aunque este encuentro necesitaba de estrictas medidas de seguridad, Natalia Corredor Parra, jefa de experiencias del usuario, consultó a su padre veterinario para coordinar la visita de Dino. Ataviado con un chaleco azul, Dino ascendió a la cama de Miriam, quien yacía casi inconsciente. La conexión entre ambos era evidente, pues solían ser inseparables, compartiendo incluso noches de sueño.

El momento más emotivo llegó cuando Dino olfateó y lamió a su dueña, especialmente cerca de las zonas conectadas a los equipos médicos. En un giro inesperado, Miriam reaccionó positivamente a los lamidos de su fiel amigo, reincorporándose de un accidente cerebrovascular que la tenía sin responder. Jairo Pérez, director de la UCI del hospital, expresó su asombro y destacó la importancia de las mascotas en el proceso de curación mental y emocional.

Sin embargo, la historia de amor entre Miriam y Dino se teñiría de melancolía. Después de 52 días de la visita milagrosa, Dino comenzó a experimentar complicaciones en su salud, desde problemas musculares hasta una debilidad evidente en su día a día. Tiempo después, Dino falleció.

“Dino entregó su vida a mi mamá. El deterioro del perro fue muy notable desde el mismo día que a ella le pasó esto”, compartió Maria Paula, la hija de Miriam.

Esta conmovedora historia de amor y sacrificio inspiró la creación del programa “Huellas que Sanan” en el Hospital Universitario Nacional. Treinta pacientes, siguiendo el ejemplo de Dino, han recibido la visita terapéutica de sus mascotas en 2023, marcando un hito en el cuidado integral de los pacientes. Dino, el perro milagroso, se convierte así en el punto de partida de un programa que busca sanar no solo los cuerpos, sino también los corazones, a través del inquebrantable vínculo entre humanos y sus fieles compañeros.

Fuente: Hogar

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