La esperada contienda de ideas y propuestas entre Daniel Noboa y Luisa González se convirtió en un aburrido intento de debate sin respuestas concretas y con argumentos repetitivos.

A diferencia del primer debate presidencial, esta vez se esperaba que la ciudadanía pudiera escuchar una mayor claridad de las propuestas de los candidatos Daniel Noboa, de la alianza ADN, y Luisa González, de Revolución Ciudadana, sin embargo, el encuentro televisado no alcanzó ni para los memes.

Pese a que solo hubo tres personas en el set y un mayor tiempo de respuesta para los contendores, no fue suficiente para que los aspirantes a Carondelet conectaran con las inquietudes de los electores.

Incluso, en varias ocasiones, fue tan poco lo que tuvieron para decir que el tiempo cronometrado llegó a sobrarles. Tanto Noboa como González desperdiciaron decenas de segundos al aire porque no tenían nada más que agregar.

La mayor evidencia fue el uso que le dieron ambos a su “minuto de oro”, para dirigirse al país. Noboa no mencionó nada concreto, un poco enredado, se limitó a agradecer y hablar del futuro, dejando 14 segundos sin ocupar.

González acertó al mencionar algunos temas que quedaron por fuera del debate e invitó a Noboa a seguir contraponiendo ideas en vivo a través de TikTok. Pero también recurrió a las alusiones al futuro y decidió no usar sus últimos 18 segundos.

Entre un Daniel Noboa con la mirada clavada en sus apuntes, sin hacer contacto visual, y una Luisa González que sonreía burlonamente, las propuestas y el debate de ideas tuvieron poca cabida en las dos horas que duró la cita.

El cambio de imagen

Lo primero que saltó a la vista fue el cambio de imagen que tuvieron los candidatos. Aunque ambos llegaron con protección antibalas al edificio de EcuadorTV, al momento de presentarse frente a las cámaras Daniel Noboa decidió dejar el chaleco atrás.

Mientras que Luisa González optó por cambiar la blusa de cuello alto para utilizar una que dejaba entrever el margen de uno de sus tatuajes, que tanto han sido criticados por los internautas en redes sociales.

Además, aunque decidió mantener el traje de color blanco, esta vez González decidió utilizar lentes que, de manera intencional o no, se retiraba y volvía a poner durante su participación.

Lo que se vio

La preparación de la candidata de la Revolución Ciudadana fue evidente en este segundo debate. Estuvo más relajada que la vez anterior y dejó atrás la muletilla del “ya lo hicimos”, para darle paso a la de la “voluntad política”.

González sí miraba a su oponente, especialmente cuando le hacía una réplica o pregunta complementaria. Igualmente, fue notorio que, la mayor parte del tiempo, puso atención a lo que Noboa decía, para poder replicar.

Y, ante las preguntas o réplicas incómodas, decidió dar respuestas generalistas o políticamente correctas. Como cuando Noboa le preguntó sobre la recompensa que ofreció Estados Unidos en el caso Villavicencio o sobre la desdolarización que se trató en el Grupo de Puebla, previo al debate.

También intentó desmarcarse de las actuaciones previas del correísmo y sus figuras, quiso posicionar la idea de que ella gobernará, pese a repetir incansablemente durante la campaña que Rafael Correa será su principal asesor.

Mientras tanto, el candidato por la alianza ADN optó por hablar excesivamente lento, sea en un intento por obtener una mayor comprensión por parte de la audiencia o para ocupar tiempo y tratar de consumir los dos minutos o 60 segundos que tenía por delante.

Noboa tomó apuntes en casi todas las preguntas y réplicas que le hicieron, sin embargo, en pocas ocasiones fue capaz de responder con exactitud. Prefirió repetir incansablemente la necesidad de generar electricidad más barata o de eliminar la tabla de consumo de drogas.

La sorpresa que causó entre la ciudadanía en el primer debate, y que lo puso como opción para la segunda vuelta, quedó atrás. Esta vez provocó el efecto contrario, con un discurso repetitivo, sin contestar las preguntas directas y encabezando el ataque.

Esto fue evidente en sus réplicas preparadas con antelación, que hacían alusión a temas polémicos relacionados con el correísmo y sus figuras, pero que intentó adaptar a la temática de cada bloque.

Sin embargo, en muchos casos quedaron fuera del radar de la ciudadanía porque no lo hizo de manera directa y más bien permitieron que González se escabulla con sus respuestas.

En eso, González sí fue directa, al preguntarle sobre los posibles intereses del Grupo Noboa con la extracción minera y con la exportación de banano a Rusia, aunque Noboa negó que haya relación.

Promesas de última hora

Con su paso a segunda vuelta, tanto Daniel Noboa como Luisa González hicieron ajustes en sus discursos y promesas de campaña. Por ejemplo, cuando inscribieron sus candidaturas, sus planes de gobierno no tuvieron en cuenta al fenómeno de El Niño. Ni una palabra.

Ahora, al ver la importancia y los cálculos de posibles afectaciones millonarias para el país, ambos hablaron del tema y prometieron dragados y drenajes, créditos de emergencia, refinanciar deudas, reconstruir vías.

Noboa insistió en el denominado plan Fénix, que salió a la luz apenas la semana pasada, habló de militarización de puertos, de cárceles-barcazas. González habló de militarizar las cárceles, puertos y aeropuertos. Nada de eso está en sus planes de gobierno.

Lo mismo sucedió en el eje social, cuando Noboa mencionó sus planes de vivienda, bono para las mujeres embarazadas y sistema de guarderías. O cuando González prometió desayunos escolares, carreras virtuales o 10 gigas para educación telemática.

Fuente: Primicias

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