Don Juan de Salinas y Loyola, fue el primer europeo que atravesó el dantesco Pongo de Manseriche, y el tercer héroe que navegó por el Amazonas. Salinas dominó el Marañón partiendo de Loja, siguiendo las aguas del Santiago y del Guallaga, a los diecisiete años transcurridos, que Orellana descubriera el Mediterráneo de Agua Dulce. La fecha, ni el solar de su nacimiento no se puede fijar con precisión: presume el señor Gonzáles Suárez que es nativo de Córdova y asegura don Víctor Manuel Albornoz que nació en Vizcaya.

Salinas era de aristocrática prosapia, de educación esmerada, de inteligencia superior, de gallarda apostura, de marcial dinamismo; y de sentido bondadoso; aunque estos sentimientos cambió notablemente durante su vida de Conquistador.

Salinas, a quien le corresponde por derecho y prioridad del tiempo, la inmarcesible gloria de ser el Conquistador y fundador de las ciudades en el Oriente del Austro Ecuatoriano, en los dominios de las provincias del Azuay y Loja: Salinas, con los habitantes de Cuenca y Loja, sus bizarros soldados, descubrió el Pongo de Manseriche y fundó la Gobernación de Yaguarzongos. Salinas, para Cuenca y Loja, guarda profundas vinculaciones político-sociales: fue uno de los principales fundadores de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, y en asocio de Alonso de Mercadillo, conquistó a los Paltas y Zarzas, regiones en las que más tarde se levantó la ciudad de Loja.

Las primeras hazañas del Conquistador, las hizo Salinas en el Imperio de Montezuma al mando de Hernán de Cortéz, y más tarde, batalló a órdenes de Pedro de Alvarado, en la conquista de Guatemala. Luego marchó rumbo a Panamá para reunirse con Benalcázar, en circunstancias que el futuro conquistador del Reino de Quito, recibía generosa invitación de don Francisco Pizarro a que prestase su contingente. Benalcázar aceptó lo solicitado y con Salinas dirigióse al campamento de Pizarro, para rendir la hecatombe de Cajamarca. Fue uno de los primeros pobladores de Lima, ciudad fundada el 18 de enero de 1553, donde construyó una casa; y luego se trasladó Benalcázar a la conquista del Reino de Quito, donde fue uno de los fundadores de aquella ciudad, en la cual edificó valiosa casa. En seguida vino a Tomebamba, y estaba presente en la fundación de Cuenca, donde Ramírez Dávalos le concedió dos solares en la esquina de la plaza, frente a la iglesia Mayor, cuyo sitio corresponde  en la actualidad al palacio de la Universidad de Cuenca.

Permaneciendo dieciocho meses Salinas en el Oriente, regresó a Cuenca para luego viajar a España y de ese Reino volvió obteniendo varias mercedes de la Corte, entre otras la explotación de las minas de oro y plata del repartimiento de Cañaribamba, de donde era Encomendador. Las minas hallábanse ubicadas sobre el Valle de Yunguilla, en el lugar denominado Cañaribamba, donde se edificó el pueblo del mismo nombre, que en el lenguaje quechua significa, “Cosa Llana”. Cañaribamba fue una de las primeras parroquias fundadas en el Azuay. De estas minas, Salinas hizo cuantiosa fortuna, la que le trajo muchos enemigos por la envidia; enemigos que le indispusieron ante los Tribunales de Quito, acusándole de robos al Tesoro Real y de trato inhumano dado a los indios en el laboreo de las minas.

Salinas era de corazón virtuoso, amante a las obras de beneficencia cristiana, aunque sí de duras energías, de retemplado espíritu disciplinario. Salinas dio palmarias pruebas de ser de creencias católicas y de cultivar en su corazón la caridad evangélica para con el desvalido. Atestigua lo enunciado, los siguientes actos de fé cristiana:

En uno de sus viajes a España, mandó a trabajar un hermoso calvario, compuesto de tres imágenes, integrados por el Crucifijo, la Dolorosa y San Juan; todas de tamaño natural , para la Iglesia de Cañaribamba, “Cuando el Calvario llegó a América, lo que sucedió probablemente a principios del siglo XVII, Salinas había muerto, y la población de Cañaribamba había desaparecido, por hundimiento repentino de los socavones que dejó cerradas las entradas principales de las minas. En sustitución de Cañaribamba, principio a levantarse una nueva parroquia, la de Girón, en lugar más sano, contándose con anejos de aquella, Chaguarurco y San Fernando. Entonces surgió un largo y ruidoso pleito, tramando ante la Real Audiencia de Quito, por los tres mencionados puntos. Girón pretendía ser dueño del calvario como pueblo sustituto de Cañaribamba; Chaguarurco, por ser la población más próxima a la desaparecida y San Fernando, por haber proporcionado en mayor parte a los indios ocupados por Salinas en la extracción de los metales. El tribunal dirimió la contienda, ordenando fuesen distribuidas las estatuas entre los colitigantes; a Chaguarurco se le adjudicó la Dolorosa, a San Fernando San Juan y a Girón el Crucifijo, sumamente milagroso, conocido hasta ahora con el piadoso nombre de “El Señor de Girón”, pereció a las llamas del voraz incendio, verificado el año de 1862; y fue reemplazado por otra hermosa escultura, obra del inspirado artista cuencano señor Miguel Vélez.

El Crucifijo obsequiado por Salinas, desde la época Colonial hasta nuestros días, siempre ha sido venerado y traído en procesión por las autoridades eclesiásticas, civil y militar de la ciudad de Cuenca, con el fin de obtener sus celestiales gracias, en las épocas de sequía y epidemias. He aquí, como muestra del espíritu católico del Cabildo Azuayo, una petición dirigida al Ilustrísimo señor Obispo Dr. Andrés Quintián y Ponce, solicitando que el “Señor de Girón” sea trasladado en romería a esta ciudad, siendo por entonces cura del pueblo San Juan Bautista de Girón el Dr. José Antonio Blanco de Alvarado:

“Nos, el Dr. Andrés Quintán Ponce y Andrade, por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica Obispo de Cuenca, del Consejo de Su Majestad: Hacemos saber a nuestro cura de Girón, que habiéndonos manifestado el M. I. Cabildo de esta ciudad, el riesgo en que se hayan de perder las cosechas del presente año por las sequías que se experimentan, de que resulta indispensablemente terribilísimo peligro y perjuicio al vecindario con la escasez de frutos y epidemias que son siguientes a la escasez de víveres, con otros incidentes perjudiciales cuyo remedio esperan alcanzar por medio de una rogativa al “Señor de Girón”, conduciendo a esta ciudad con el decoro y sostenimiento, que se debe a tan venerable Simulacro cuyas misericordias se han experimentado siempre que se ha acogido a su clemencia. Por lo tanto, queriendo Nos dar al referido Ilustre Cuerpo pruebas nada equívocas del interés que tomamos en la felicidad pública, hemos venido en acceder a la referida solicitud mandando a expedir el presente despacho, para que luego fuéreis requerido por él, entregueís inmediatamente el expresado simulacro, a los señores Comisionados para el efecto, so pena de nuestro desagrado en caso contrario. En testimonio de lo cual, mandamos dar y dimos las presentes, firmadas de nuestras manos, selladas con el de nuestras Armas y refrendadas de nuestro infrascrito Secretario en Cuenca a siete de Febrero de mil ochocientos diez. Andrés, Obispo de Cuenca”.

La donación del Calvario, efectuada por el católico, Juan de Salinas y Loyola, ha consagrado su nombre en la historia eclesiástica, para que anualmente fuese recordado en el santo sacrificio de la misma, que en el día de San Juan Bautista, celebra la Iglesia de Girón a su querida memoria. Es fulgente corona de laurel, que inmortaliza las sienes del invicto descubridor del Pongo de Manseriche, la misa anual, celebrada por la paz de su alma, oficio al cual la feligresía de Girón, acudía con sus oraciones al milagroso “Señor de Girón”. En esta conmemoración religiosa, el Excmo. Señor Arzobispo Dr. Manuel María Pólit y Lazo, en una visita diocesana verificada a la Iglesia de Girón, dice;

“Bella y sagrada tradición, digna de ser continuada para honrar la memoria del donante de Cañaribamba de tan preciosa Efigie de Girón con el sacrificio de la misa en el día de San Juan bautista, patrono del pueblo de Girón”. Con las solemnidades, del Himno Patrio, rememoremos el día de hoy, el nombre de Don Juan Salinas y Loyola, del extraordinario descubridor del Pongo de Manseriche, fundador de todas las ciudades orientales del Austro Ecuatoriano y a cuyos auspicios en pro de la infortunada raza indígena, fundó en vida un hospital de caridad, denominado de los “NATURALES DE SAN SALVADOR DE LA PROVINCIA DE CAÑARIBAMBA”.

Ricardo Marquez Tapia. Transcripción del artículo publicado en la Revista Municipal del 27 de febrero de 1957.

Artículo publicado en el primer fascículo de la Revista Girón 360º el 25 de Junio del 2015.


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