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Curioso escuchar al señor alcalde decir “¡cuánto confiamos en personas que creíamos tanto!”, después de que por una década nefasta, él y otros tantos actuaron como galgos rabiosos para defender a quienes, evidentemente, ofendían la dignidad del pueblo con estos actos de corrupción, de despotismo y vulgaridad, y atacaron a quienes tuvimos la integridad suficiente para señalar que habían señales inequívocas de corrupción, violación a los derechos humanos y vulgaridad en casi todos los actos administrativos, políticos y económicos del gobierno del hasta ayer tótem de estos arrepentidos.
Hoy, con un cinismo propio de famélicos éticos, fingen una contrición muy difícil de creer. ?El afán de continuar melando del poder activó en ellos una metamorfosis hacia la ética?
Por espíritus vulnerables como estos, la patria tiene las dificultades que tiene para avanzar.
¿Puede un correísta, en unos meses devenir en un ciudadano íntegro?
Séame permitido dudar.